AMARILLO
El amarillo está presente en experiencias y símbolos relacionados con el sol, la luz y el oro. El color de la luz es, en sentido figurado, el color de la iluminación mental. En muchos idiomas, “claridad” es sinónimo de “inteligencia”. En el mundo islámico, el amarillo dorado es el color simbólico de la sabiduría.
Dios se representa simbólicamente como un triángulo amarillo, a menudo con un ojo dentro de ese triángulo. Es el símbolo de la omnisciencia y la omnipresencia del Ser que todo lo ve.
El color amarillo se vincula a Helios, a Apolo (a los dioses solares). El verano es amarillo. El florecer es amarillo. Es el color más frecuente en las flores. Los perfumes son en su mayoría amarillos.
Es el color de la madurez, idealizado como dorado: espigas, frutos, hojas, otoño dorado.
Los trovadores, que gustaban de comparar los cambios en los sentimientos con los ciclos de la naturaleza, convirtieron el color de la madurez en el color del amor sensual. Simboliza la sexualidad.
El dios griego Helios quiso librarse de su amada Clitia, pues le aburría el que ella, enamorada, le adorara continuamente. La convirtió en un girasol, por eso los girasoles miran continuamente al sol. Por eso es también el girasol símbolo de la pasión ciega.
El amarillo luminoso es también el color de las ropas de Dioniso, del vino y de la fertilidad, en cuyo honor se celebraban en la antigüedad orgías con mucho vino y sexo.
De acuerdo con el simbolismo medieval, a la forma geométrica circulo, le correspondía el azul, porque el cielo es azul, y el hombre se lo representaba como una cúpula redonda. A la forma geométrica cuadrado le correspondía el rojo, porque es una forma creada por el hombre, no natural (el rojo es de los colores menos presentes en la naturaleza). El activo color rojo era símbolo de la materia, de la realidad que se materializa en el estable cuadrado. Ya la tercera forma geométrica fundamental, el triángulo, se le ha asignado tradicionalmente el amarillo.
En la edad media, el amarillo era el color que identificaba a los proscritos de la sociedad. En las tradiciones judías y cristiana el amarillo estaba prohibido en la liturgia. La iglesia católica estableció esta prohibición en el siglo XIX; el dorado sí fue aceptado. El amarillo se convirtió en el color de los proscritos porque los que tenían que llevar un distintivo amarillo no podían ocultarlo: se ve incluso en la oscuridad.
Goethe escribió en su teoría de los colores: “Cuando el color amarillo se comunica a superficies que no son puras ni nobles, como el paño común, el fieltro y otras, donde este color no brilla con toda su energía, el producto es de un efecto desagradable. Un mínimo e imperceptible movimiento convierte la bella impresión del fuego y del oro en la sensación que produce el lodo, y el color del honor y la gloria en color de lo vergonzoso, lo repulsivo y lo ofensivo…”. Nunca fue muy aceptado como color de indumentaria en occidente, sí en oriente, ya que las prendas de vestir amarillas subrayan el tono amarillo de la piel.
En Asia, el amarillo es el color de la felicidad, de la gloria, de la sabiduría, la armonía y la cultura. El color de los emperadores chinos es el amarillo, así como el color del Estado y de la religión. También en la India es el color de los dioses y de los gobernadores. Como color supremo de la filosofía china, el amarillo es yang, masculino, al que se opone el femenino negro. Según el simbolismo chino, el amarillo nació del fuego, igual que la tierra amarilla surgió de las oscuras aguas primordiales.
El amarillo es un color contradictorio: el color del optimismo, del enojo, la mentira y la envidia. Es el color de la iluminación, del entendimiento, pero también el de los despreciables y los traidores.
En el amarillo predominan las asociaciones negativas. El amarillo negativo es el amarillo pálido con una pizca del verde, el apestoso del azufre. La envidia, los celos y la avaricia son amarillos.
Según la creencia antigua, la irritabilidad y el enojo están vinculados a la bilis. En los grandes enfados, los conductos biliares se contraen, la bilis ya no puede ser conducida al intestino y va directamente a la sangre, con lo que la piel se pone amarilla. Ácido, refrescante y amargo, estas sensaciones del gusto se asocian al amarillo. Es el segundo color de lo venenoso, después del verde.
Johannes Itten escribe sobre este efecto del amarillo:” Hay un solo amarillo igual que hay una sola verdad. La verdad enturbiada es una vedad enferma, es una anti-verdad. Y el amarillo enturbiado expresa envidia, traición, falsedad, duda, desconfianza y error”.
El amarillo reluce como un relámpago. Por eso es el color de la espontaneidad, de la impulsividad. Es más llamativo que el rojo. Junto al oro simboliza el brillo falso y llamativo de la impulsividad.
Dice Kandinsky sobre el efecto del amarillo. “El amarillo limón hace daño a la vista al cabo de cierto tiempo, igual que una trompeta que suena muy aguda hace daño al oído. Produce desasosiego en el hombre, lo punza, le irrita”. “El amarillo es de sabor agrio, cáustico, y de olor acre”.
El amarillo puro es siempre color de algo nuevo, y al amarillo sucio se le llama también “amarillo viejo”. El amarillear es signo de envejecimiento y decadencia. La piel también se pone amarillenta con el enojo, la enfermedad y la vida insana. Pintores como Toulouse-Lautrec, Otto Dix y Egon Schiele pintaron a las damas y los caballeros de los ambientes relajados con la piel amarillo.
El amarillo es muy poco estable. Una pizca de rojo convierte el amarillo en naranja, una pizca de azul en verde, y un poco de negro lo ensucia y ahoga. Depende, más que ningún otro color, de las combinaciones. Junto al blanco se muestra radiante, y junto al negro chillón.
Para que el amarillo resulte amable, necesita el naranja y el rojo a su lado. Amarillo-rojo-naranja es el acorde de la actividad, de la energía, de lo entretenido y de la voz alta.
“Todo el mundo sabe que el amarillo, el naranja y el rojo infunden y representan ideas de alegría y de riqueza”, escribió el pintor Eugène Delacroix.
La luz solar se percibe como amarilla, aunque propiamente no tiene ningún color.
Vincent van Gogh escribió lo siguiente sobre la luz del midi francés: “En todas partes hay una tonalidad como la del azufre, el sol se me sube a la cabeza. Sólo puedo decir que es amarilla, de un amarillo azufre pálido, de un amarillo limón pálido”.
Como color claro, el amarillo está emparentado con el blanco. Lo luminoso y lo ligero son cualidades del mismo carácter. Tiene un efecto ligero porque parece venir de arriba.
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