(…)El profesor Jung hizo el descubrimiento, ya hace tiempo, de que hombres modernos, completamente ignorantes de los misterios orientales, dibujaban figuras semejantes a mandalas o soñaban con ellas cuando iban a alcanzar su plenitud, a compensar sus contradicciones interiores. A este proceso también podríamos designarlo como “nueva edificación” o reorganización interna del ser humano. El profesor Jung lo denomina Individuación. Con los cuidadosos métodos de investigación analítica que le son propios, constata que, en el hecho vivido del mandala, se trata de una “realidad psíquica autónoma, caracterizada por una fenomenología que se repite siempre y es idéntica en todos los lugares donde se encuentra”. El símbolo del mandala parece ser una “especie de núcleo autónomo, de cuya estructura interior y de su significado último no sabemos nada”. Lo más importante al respecto lo decía en su comentario del libro chino Das Géminis der goldenen Blüte (Zúrich 1939):
“Tales cosas no nacen del pensamiento, pero deben emerger nuevamente desde las profundidades del olvido, para expresar el extremo pensamiento de la conciencia y la intuición mas elevada del espíritu; para fusionar así la singularidad de la conciencia del presente con el pasado mas primitivo de la vida”(...)
Comentario:
Mientras pareciera haber un bombardeo en propuestas orientales de sanación y terapias alternativas, Jung sorprendentemente (o no tanto) pareciera cobrar un protagonismo tardío en estos tiempos, por supuesto sin desmerecer a todos aquellos que han tomado el postulado Junguiano a primera hora, es indudable que en el florecimiento de terapias transpersonales, la figura de Jung cobra un protagonismo indiscutido, si bien el decía algo así como que los problemas de occidente se debían solucionar con herramientas de occidente, no pudo negar la trascendencia del mandala como símbolo arquetípico del inconciente colectivo de la humanidad, una totalidad o un circulo que en sus límites lo abarca todo. Sorprendentemente, o no tanto, esta teoría que tal vez está suscripta solo al ámbito de la psicología o filosofía o del pensamiento, o a la gran abstracción del inconciente, hoy es un hecho a punto de demostrarse científicamente, que dentro de los limites de cualquier cosa, existen todos los potenciales a manifestarse, una teoría postulada en un principio por Nassim Haramein, astrofísico de renombre, aunque no académico; este detalle en vez de desmerecerlo, para mi lo hace aún mas prestigioso, teniendo en cuenta que no esta solo en la demostración de esta teoría, si no que esta rodeado de grandes científicos de renombre en el campo de la física y la astrofísica.
Mas allá de esta observación al margen, decía que es interesante esto de las terapias orientales, sin duda es sabido que el mandala es una herramienta usada por aquellos lares, es absolutamente necesario recalcar que este símbolo, es el Símbolo Primigenio con el cual el hombre tuvo contacto en los principios de nuestra evolución, y que aparece en todas las culturas mas allá de sus distancias geográficas o temporales. No creo que sea necesario nombrar su trascendencia, solo basta mirar a quienes adoraban los primeros hombres y a quienes tomaban como dioses, la primera figura que se nos viene sin duda es el Sol, o la Luna, o la Tierra, los Planetas, etc.
En el texto traído en esta ocasión, Jung señala que hombres en tratamiento, lejos de este tipo de sabiduría, soñaban con estas formas, y el solo hecho de traer a la conciencia ese ordenamiento, proporcionaba mejoras en la reorganización del individuo. Estos no son los únicos párrafos en los cuales Jung marca la importancia de este símbolo, pero vamos a ir mechando y trae algunas definiciones capitales para entender el significado primordial de las “consecuencias” en el acometer de un mandala, ya que, como el mismo Jung dice, de su significado último no sabemos nada. Ese misterio se me hace fascinante, y no creo que sea mas que el misterio mismo del difícil camino de llegar a nuestro centro, con todo lo que ello implica.
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