martes, 20 de diciembre de 2011

Picasso



El cuadro tiene el mismo valor que la naturaleza


 Picasso (1881-1973)
  Wort und Bekenntnis, Zurich, 1954. Worte del Malers Pablo Picasso, Zurich, 1970. De Documentos para la comprensión del arte moderno, Walter Hess, Ed. Nueva Visión.

 Queremos encontrarle un “sentido” a todas las cosas. Esa es una enfermedad de nuestra época, que es tan poco práctica y que sin embargo cree ser más que cualquier otra. Todos quisieran entender el arte. ¿Por qué nadie intenta entender el canto de los pájaros? ¿Por qué amamos la noche, las flores, todo lo que nos rodea, sin querer entenderlo? Pero cuando se trata de un cuadro, la gente piensa que debe “entenderlo”. Si pudieran entender de una buena vez que un artista crea porque “debe” crear (…). Los hombres que quieren explicar un cuadro, por lo general ladran en la dirección equivocada. Todos sabemos que el arte no es verdad. El arte es una mentira que nos enseña a comprender la verdad, al menos la verdad que –como hombres- somos capaces de comprender.

 La gente no sólo quiere reconocernos como creadores de cuadros: también quiere convertirnos en teóricos y fabricantes de dichos ingeniosos. Es así como se han hecho antologías de pensamientos de Ingres, de Delacroix. La gente se entusiasma. Pero, ¿qué pensamiento podría compararse con su Sardanapal? ¿Usted espera de mí que le diga, que le defina qué es el arte? Si lo supiera, me lo guardaría. Yo no busco, encuentro.

 Un cuadro no está concebido y fijado de antemano. Mientras uno trabaja en él, se modifica en la misma medida en que cambian los pensamientos. Y una vez que está terminado, sigue modificándose, según el estado de ánimo de quien lo contempla. Un cuadro vive su propia vida como una criatura viviente, y sufre los mismos cambios a los que estamos sometidos en la vida cotidiana. Eso es totalmente natural, pues el cuadro sólo tiene vida gracias al hombre que lo contempla.

 (…) siempre hay que comenzar por algo (real). Después podrá uno borrar todas las huellas de lo real. Es (la cosa) lo que originalmente puso al pintor en movimiento, le inspiró su idea e hizo vibrar sus sentimientos. Ideas y sentimientos terminarán por quedar aprisionados dentro de su cuadro. Ocurra lo que ocurra, ya no podrán evadirse del cuadro: forman con él un todo íntimo, aun cuando ya no pueda distinguirse su presencia. Le guste o no, el hombre es el instrumento de la naturaleza. Ella le impone su carácter y su forma de manifestación…No es posible ir en contra de la naturaleza, que es más fuerte que el hombre más fuerte.
 El cuadro tiene el mismo valor que la naturaleza.

  Cuando se empieza un cuadro, a menudo se descubren cosas bonitas. Hay que estar prevenido contra ellas. Uno debe destruir el cuadro y reelaborarlo repetidas veces. Cada vez que el artista destruye un hermoso descubrimiento, en realidad no lo elimina, sino que más bien lo transforma, lo condensa, lo hace más sustancial. Lo que finalmente resulta de todo eso es el fruto de los hallazgos desechados. Si uno procede de otro modo, se convierte en su propio “conocedor”. Yo no me vendo nada a mí mismo. Copiarse a sí mismo es más peligroso que copiar a otros. Lleva a la esterilidad.


  

No hay comentarios:

Publicar un comentario